sábado, 23 de febrero de 2013

Libertad

Libertad: Llegamos a un planeta árido y desierto. El principito quería averiguar porque esto era así, ya que cada uno debía de cuidar su planeta al menos un poco. Se nos apareció un hombre montado en un famélico caballo que nos retó:
- ¿queréis luchar? ¿Venís a por mi tesoro?
El principito, como siempre educado se explicó:
- queremos explorar su planeta, estamos de visita. ¿Por qué esta tan sucio y desierto?
- ¿tú cuidas tu planeta?
- sí - contestó el principito
- ¿y porqué?
- porque así lo quiero, así esta bien
- ¿y que te hace pensar que yo no quiero que mi planeta esté como está? Así lo considero yo correcto, así esta bien para mí
El principito no conseguía entenderlo
- sólo se puede hacer un bien, y es un bien para todos igual - dijo el principito
- no chico, cuando una persona hace el bien es porque él cree que es el bien, y si así lo cree, así será, pero lo será para él mismo, no tiene porque serlo para los demás. - el caballero intentó explicarse - ¿acaso un murciélago come plantas?
- no creo
- esto es porque el murciélago no considera que sea bueno para él comer plantas, ya que así es él. Por el mismo razonamiento un cerdo jamás beberá sangre, porque él no lo considera bueno. Cada uno es bueno si él quiere, en función de su opinión del bien y del mal.
El principito no lo entendía del todo, y cambiando de tema le preguntó por su tesoro, el que había defendido antes.
- ¿qué es su tesoro? ¿Dónde lo guarda?
- mi tesoro no se guarda en ningún cofre, ni se pule cada cierto tiempo. Mi tesoro está presente en mi día a día, cuando montó mi caballo, cuando observo un amanecer, o cuando lucho.
- no entiendo - contestó el principito
- es mi elección la que hace posible mi acción, y tengo poder para hacerlo, de esta manera yo elijo lo que hago.
- ¿es ese su preciado tesoro?
- la libertad chico, la libertad, ese es mi tesoro - recalcó el caballero - ¿qué es un hombre sin libertad? Un pobre desgraciado, pero si tiene libertad en la vida será feliz con sus elecciones si son buenas o beneficiosas para él, o al menos así lo considerará. Un niño que cuenta siempre con la ayuda de sus padres se acaba volviendo un mimado, y cuando sus padres le dejan a su suerte el niño no sabe elegir, a diferencia de otro niño que ha gozado de libertad desde el principio, el cual sufre y comete errores al principio, pero en el momento de tomar decisiones tendrá más experiencia y sabrá mejor como actuar. Este es el tesoro más preciado del hombre, la libertad.
El principito comprendió que debía de ser más comprensivo y paciente, puesto que cada ser humano tiene libre elección para elegir su bien y su mal.

Antonio G.

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